
"Tiene Sangüesa por su única patrón al Señor San Sebastián, de quien consigue cuanta benévola influencia le suplica". Así puede leerse en un manuscrito de finales del S. XVIII del Archivo Parroquial de Santa María la Real. Y es que San Sebastián ha sido históricamente uno de los santos más queridos en la ciudad junto a la Virgen de Rocamador. Quizá por eso ambos mantienen su patronazgo pese a haber llegado a tener hasta seis titulares.
Es curioso repasar la historia y leer que la devoción por San Sebastián nace, entre otras razones, ante la peste y demás enfermedades graves que asolaban a la sociedad entre los siglos XV y XVI, e incluso antes. Realmente no se sabe cuándo empezamos los sangüesinos a venerar su imagen. Lo que sí sabemos es cuándo trasladamos "las fiestas grandes" del 20 de enero (día de San Sebastián) al mes de septiembre. Fue en 1916, con permiso nada más y nada menos que de Roma, para poder celebrar Vísperas y Misa Solemne los días 11 y 12, respectivamente. La fiesta de septiembre en honor al santo sustituiría a las del Socorro y San Lamberto, fiestas de hortelanos y labradores, que, al parecer, iban perdiendo fuelle.
Sólo las guerras y epidemias han conseguido suspender, como en este 2020, las que más adelante se conocerían como "Fiestas y Ferias en Honor a San Sebastián". No es la primera vez, por tanto, que los sangüesinos hacemos frente a algo así. Y la historia dice que siempre nos reponemos. Que superaremos la crisis y volveremos a las calles. Que volveremos a festejar como sólo nosotros sabemos hacerlo. Volveremos a dormir con nervios la noche previa y volverán a ponérsenos los pelos de punta al escuchar el cohete del día 11. Volverán la alegría, el baile y el bullicio.
Llenaremos bares y restaurantes. Volverá la emoción al anudarnos el pañuelico rojo al cuello y al escuchar a la banda, a la charanga, las gaitas, txistus y las jotas en honor a San Sebastián. Le volveremos a expresar con devoción nuestro folklore y cultura. Volveremos a disfrutar de la pasión de los encierros, de los vermús interminables con amigos y familia, de los gigantes y cabezudos y de las carreras frente a los toros de fuego. Volveremos a juntarnos, a brindar, a reírnos, a abrazarnos. No me cabe duda de que volveremos a vivir todo esto y le pondremos más ganas que nunca.
Pero este año no. Este año no hay fiestas, precisamente porque todos todos queremos volver a disfrutarlas la próxima vez. Sean cuando sean. La paciencia y la responsabilidad deben ser las protagonistas en esta ocasión. Es el mejor homenaje que podemos ofrecer a todas aquellas personas que nos ha robado este maldito virus y a las que padecen sus consecuencias. Por ellos, por todos: ¡Viva Navarra! ¡Viva Sangüesa! ¡Viva San Sebastián!
Javier Solozábal Amorena
Portavoz del grupo municipal AISS